(Cuento)
René Ovidio González
(De cuando
fui perseguido por dos policías
malintencionados, después de salir de mi
trabajo)
La bicicleta lo sabía: eran policías vestidos de
civil. Estiraron el pescuezo para reconocer a su víctima. Aclaro que la víctima
sería yo…
La bicicleta intentaría advertirme: “Son policías, o
magos pues hacen desaparecer gente. ¡Se la traga la tierra!”
La bicicleta estaba al tanto de todo: entendía
perfectamente que la guerra no terminaba. Aunque recién entraba a su fase
final. Se negociaba quién sabe qué intereses, poco se supo después.
La bicicleta escuchó decir que mi nombre estaba en
unos listados, que tenían fotografías mías. Por eso se esforzaba en no fallar.
La bicicleta percibía que juntos hacíamos un solo
cuerpo y que su viveza era fundamental para mi seguridad. Eso explica con
eficacia su actitud de aquella tarde…
La bicicleta vio a los dos cobardes vestidos de civil,
entonces giró en redondo. Regresó. Viró a la izquierda. Los cláxones de los
vehículos sonaron insultantes. Iba en dirección al poniente, huía, buscaba
salir sin tropiezos. Los policías se descolgaron para intentar tapar la ruta de
escape, desde el soportal del Bazar Primavera.
La bicicleta giró de nuevo en redondo, a la altura del
portón de la Alcaldía, entre un concierto de pregones, y estruendos de motores
en marcha, y radios en circuito cerrado. No puso atención ni a las radios, ni a
los motores ruidosos, ni a los pregones: “Los que van a Pasaquina, Pavana, La
Unión”. “Suba, El Amatillo, frontera, frontera”. “A San Miguel, la última, a
San Miguel”.
La bicicleta evitó que me agarraran. No me hallaron.
Ella los burló. Me llevó por este rumbo al barrio Las Delicias, se fue por el
otro lado, sobre la calle que lleva al Estadio Municipal, entró invicta a la
carretera, corrió, se esfumó, se hizo invisible. Finalmente me dejó en el lugar
apropiado: mi casa.
La bicicleta debió pensar que en la casa los cuilios
no se atreverían a husmear. Tendrían miedo. Un miedo enorme a perder.
Del libro inédito «Desde la
piedra encadenada». Registro de Propiedad Intelectual en CNR, San Salvador.
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