viernes, 5 de junio de 2020

Bicicleta maravillosa


(Cuento)
René Ovidio González

(De cuando fui perseguido por dos policías
 malintencionados, después de salir de mi trabajo)
          
La bicicleta lo sabía: eran policías vestidos de civil. Estiraron el pescuezo para reconocer a su víctima. Aclaro que la víctima sería yo…

La bicicleta intentaría advertirme: “Son policías, o magos pues hacen desaparecer gente. ¡Se la traga la tierra!”

La bicicleta estaba al tanto de todo: entendía perfectamente que la guerra no terminaba. Aunque recién entraba a su fase final. Se negociaba quién sabe qué intereses, poco se supo después.

La bicicleta escuchó decir que mi nombre estaba en unos listados, que tenían fotografías mías. Por eso se esforzaba en no fallar.

La bicicleta percibía que juntos hacíamos un solo cuerpo y que su viveza era fundamental para mi seguridad. Eso explica con eficacia su actitud de aquella tarde…

La bicicleta vio a los dos cobardes vestidos de civil, entonces giró en redondo. Regresó. Viró a la izquierda. Los cláxones de los vehículos sonaron insultantes. Iba en dirección al poniente, huía, buscaba salir sin tropiezos. Los policías se descolgaron para intentar tapar la ruta de escape, desde el soportal del Bazar Primavera.

La bicicleta giró de nuevo en redondo, a la altura del portón de la Alcaldía, entre un concierto de pregones, y estruendos de motores en marcha, y radios en circuito cerrado. No puso atención ni a las radios, ni a los motores ruidosos, ni a los pregones: “Los que van a Pasaquina, Pavana, La Unión”. “Suba, El Amatillo, frontera, frontera”. “A San Miguel, la última, a San Miguel”.

La bicicleta evitó que me agarraran. No me hallaron. Ella los burló. Me llevó por este rumbo al barrio Las Delicias, se fue por el otro lado, sobre la calle que lleva al Estadio Municipal, entró invicta a la carretera, corrió, se esfumó, se hizo invisible. Finalmente me dejó en el lugar apropiado: mi casa.

La bicicleta debió pensar que en la casa los cuilios no se atreverían a husmear. Tendrían miedo. Un miedo enorme a perder. 


Del libro inédito «Desde la piedra encadenada». Registro de Propiedad Intelectual en CNR, San Salvador.



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