jueves, 5 de mayo de 2016

El Vencedor de aquellos tiempos



(Opinión)
            
René Ovidio González

Me ha sido confirmado: la fotografía a la vista data de la primera mitad de los años 60. Es muy probable haya sido tomada en el año 1964. Esta sería una de las estampas más antiguas de este gran equipo.

El C.D. El Vencedor, examinado a plena luz de la historia, es una escultura al coraje, a la conciencia competitiva; es una ilustración viva de la forma como se debe forjar una estirpe de futbolistas y de ciudadanos. El grupo de jóvenes de la foto, jóvenes de aquellos tiempos, mostraron nuestra ciudad a todo un país: una ciudad de insignes guerreros, honrados y fogosos caballeros, triunfales combatientes en la cancha y en la adversidad; sobrevivientes hoy de los vaivenes del tiempo y reveladores gallardos frente a la anestesia inoculada en las mentes olvidadizas de recientes generaciones.

Para vestir la camiseta de El Vencedor en aquellos días tenías que ser un buen jugador, ésta frase la pronuncia con un dejo de nostalgia además con el orgullo genuino de quien ha cumplido su cometido uno de los retratados: Luis Ramón Morejón. Y agrega observando la fotografía que ya tiene zonas descoloridas, como queriendo entrar allí, en el papel: Este era un grupo selecto, especial. Luego empieza a mencionar nombres y apodos de sus compañeros de brega: Este es Felicito, y Langue, el otro es Juan. Este es cusuquito, Al portero le decíamos pafacho, Aquí está palanca, y el choco, el chachama….
          
Morejón cuenta cómo se entendían con una sola palabra: amigo. El concepto amigo para ellos significaba unidad, juego en equipo, jugadas de laboratorio, goles, triunfos. “Juan o Félix me gritaban ‘amiiigooo’ y yo ya sabía que la pelota iba por mi lado, al hueco, al extremo…”
          
Varios de estos futbolistas ya están fallecidos. Entre ellos, algunos, de forma trágica: Félix de Jesús Parada fue muerto en 1982 por motivaciones ideológicas, en una de las muchas masacres realizadas por el ejército salvadoreño. Tristemente, según supe, Mauricio Bran sufrió una suerte parecida. Osmín Quintanilla, por situaciones insospechadas un día se incorporó a la Guardia Nacional y cayó combatiendo en la guerra impuesta contra Honduras, a la que se dio el sobrenombre de guerra del fútbol, en 1969.
          
A otros, aún se disfruta el privilegio de tenerlos, vivitos y coleantes; y a algunos de ellos los vimos en la primera división, entre otros a Juan José Polío que participó en el C.D. Águila de San Miguel durante muchos años, siendo seleccionado nacional en diferentes oportunidades.
          
Es preciso que los habitantes conozcan, que no siempre sufrimos la crisis de valores y la escasés de ideas lúcidas por la que hoy atravesamos, que hubo gente que sacó la cara, que mostró la decisión, la bizarría, el talento para hacer fútbol de un excelente nivel y para construir ciudadanía. Porque haciendo deporte, arte, o cultura en su concepto amplio, y si se agregan entereza y responsabilidad, se forman valores que nos llevan a graduarnos de ciudadanos de un territorio; que nos llevan a construir modelos a seguir. 

                                                                                            

En la fotografía:
En cuclillas, de izquierda a derecha: Jorge Alvarado, Juan José Polío, Orlando Zelaya, Luis Ramón Morejón, Félix de Jesús Parada, Efraín Gutiérrez, Alfredo Arbaiza, y Ricardo Pineda.
De pie: El tico Mora (entrenador), Roque Gutiérrez, Roque Méndez, Osmín Quintanilla, Humberto Rodríguez, (alguien sin identificar, atrás), Ricardo Mejía, Mauricio Bran, Francisco Melara, y Astul Chávez.





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