martes, 10 de noviembre de 2015

A la medida del capitalismo


                                                                                                   
              (Opinión)
         
               René Ovidio González
      
            A diario se intenta establecer corrientes de opinión para incidir en el ánimo del público, y es difícil, ciertamente, dilucidar si las aseveraciones son reales o si, por el contrario, son simuladas. La gente tiene la tendencia de “cuadricular” a un individuo, a menudo por lo que dice a secas, creyendo que lo que dijo lo dijo bien o lo dijo mal y no por lo que dice entre líneas. También se “cuadricula” por lo que unos cuantos dicen que ha hecho, pero aún más por lo que aquellos “con mayor calificación” que las plebes expresan de tal o cual personaje ya sea de la farándula, la política o el deporte. Y más cuando se trata de medios noticiosos “especializados”…
            Así, el mundo entero caracterizó a Osama Bin Laden como el carajo más odioso y el mayor de los matones planetarios, pues los señores de la guerra así lo pintaron. No se llama Osama eructaban ciertos predicadores evangélicos desde sus púlpitos, su nombre es Osodia. Hoy sabemos que ese “odioso asesino” fue vástago bastardo de los que por su imperialismo militar y económico se autoproclaman dueños del universo. En otro momento un presidente yanqui, Franklin D. Roosevelt, refiriéndose al dictador dominicano Leónidas Trujillo dicen que dijo: “Sé que es un hijo de puta, pero es nuestro hijo de puta”. Por supuesto: lo anterior pudo haberlo dicho igual de cualquiera de los Somoza. O del dictador Hernández Martínez. Sin embargo aún en nuestros días hay quienes añoran el somocismo en la patria de Rubén, y el trujillismo por allá o el martinismo por acá…
      Enrúmbense las miradas hacia el sur. Quién no recuerda al general Manuel Noriega, enarbolando un agresivo machete, golpeando furioso el podio desde donde proyectaba sus discursos antiimperialistas. ¿Actuación? ¿Seguía Noriega como buen histrión el libreto de un drama Made in USA? El mundo sabe hoy que Noriega era así (vean esos dos dedos índices apareados) con los norteamericanos. Y se preguntarán por qué el General ha estado preso tanto tiempo. Elemental y diáfano: mal paga el demonche a quien bien le sirve.
     Regrésese en avión y aterrícese en Macondo, llamado El Salvador, un paisito de Centroamérica. Poco más de la mitad de la población pensó, durante la campaña proselitista de 2014 y a pesar de la forma como lo “cuadriculaban” los medios, que el candidato “de izquierda” a la presidencia de la República, iba furibundo (colocarse bien los lentes: se lee furibundo no Farabundo), con un mazo de decisión y honestidad, con los cañones de la eficiencia y la justicia, a demoler los muros que tienen confinado al pueblo del Macondo en mención. Similar pensamiento colectivo envolvía cual manto sacro a la “dirigencia” del “partido”. Las agresiones sistemáticas de parte de medios impresos, o las tretas de corporaciones televisivas salvadoreñas, creando una relación mediática que les endilgaba conspiraciones junto al gobierno bolivariano, sugerían que él y su “partido” eran quienes debían ser: liberadores de este miserable pueblo hambriento de cambios y de verdadera democracia.
       Quienquiera sabe ahora, sin necesidad de forzar su entendimiento, que agresores y agredidos caminaban por el mismo andén, igual a una pareja que deambulara sonriente por el parque o la playa, manoseándole la retaguardia el uno a la otra; no cuesta imaginar, dada la variedad de indicios, que hoy los feroces rivales retozan gozosos, extasiados de felicidad: mordisquean de la misma guayaba. La agudeza de la disputa resultó fingida, pues las cartas habían sido echadas. ¿Y las plebes, qué?, creciéndoles las barbas, todavía esperando que san Juan baje el dedo y entonces lleguen los cambios prometidos. Ni aún teniendo escaso coeficiente intelectual se dejaría de inferir: el señor mandamás y su “partido” están construidos a la medida exacta del capitalismo.
                                                                                                                                                                                Octubre 10 de 2015.