(Cuento)
René Ovidio González
Ella le dio en bandeja
las montañas, y las noches frías bajo las estrellas; las tardes mojadas por la
lluvia, las caminatas eternas sembradas de abrojos, la sed fatigosa a pleno
sol… Compartió generosa con él los pedazos de lo único que quedaba: la utopía.
Aunque sabía hacerla,
él adivinaba que ella no había inventado la guerra y que el ardor de sus llagas
la agobiaba…
Entonces dijo
desbordado por la emoción: «Ven compañera, alivia la carga que llevas, libera
un poco la presión de tus botas. Ven compañera, cantaré tu himno y curaré tus
heridas…»
Fotografía: de una publicación de Daniel Guevara, en Facebook.