(Fragmentos)
Hemos
entrado ya en el mes de noviembre, muy pronto será la fecha de mi cumpleaños,
lo cual me da siempre la magnífica oportunidad de reflexionar acerca del tiempo
pasado.
Lógicamente,
el tiempo pasa incesante y en su devenir, va transformando Ciudades, sus
costumbres y físicamente también nosotros vamos cambiando.
Quiero
aprovechar este espacio para mencionar algunas costumbres y tradiciones
practicadas por nosotros desde tiempos ancestrales de la mejor manera que me
sea posible:
Ir al Teatro
En una
casa situada frente a la fuente antigua, existió a mediados de siglo, un lugar
que se conoció como Teatro Fiallos, era una de las pocas diversiones que la
juventud de aquella época tenía, para solaz o para “noviar” también. Hoy gran
presentación, decían los anuncios, “La tercera palabra” Con Pedro Infante y
Marga López, “Pepe el toro” Con Pedro Infante y Chachita, o alguna de Viruta y
Capulina o Germán Valdez (Tin Tan) que por esa época estaban de moda, cuando
dicho local cesó su actividad, fue sustituido por la exhibición de películas al
aire libre en el Parque Central, y aunque el Cine no era mudo, ni se necesitaba
a Rodolfo Valentino ni a la famosa Gatita Blanca de los tiempos idos, nos
divertíamos mucho con las películas que ahí se proyectaban en una pantalla
rudimentaria: Una sábana bien templada amarrada a dos palos debidamente
distanciados ubicados frente a la tienda “La palmera” de Don Fidel Ayala… a
veces la pared sur del templo Parroquial también era utilizada para el mismo
fin. VENGA Y DIVIÉRTASE…! Decía el carro anunciador… Hoy a las seis de la tarde
“Santo el enmascarado de plata contra las momias de Guanajuato”… o de igual
manera: “Santo y Blue Demon contra los muertos vivientes”, alguna de Tony
Aguilar y Flor Silvestre, Mauricio Garcés y Julissa, Resortes, Clavillazo o
Cantinflas…
Bailar pegados
Aunque este es el título de una canción, quiero referirme al hecho concreto de
la costumbre antigua de bailar pegado, y no como ahora que nadie sabe “con
quién” está bailando, antes las parejas bailaban en “cuatro ladrillos”, bailar
con música de cuerdas con los Conjuntos del Pueblo que amenizaban los tabales
de San Benito era una delicia, o sentarse a oír música de Los Vikings de
Usulután, el grupo Indio, Los Apaches, Los Christian de Santa Ana, Hielo
Ardiente, El grupo San Miguel, Uh, la la… era divino… Sin embargo, si alguien
prefería algo más movidito, para eso estaban las orquestas de moda: Los
Palaviccini, Internacional Polío, Chucho Tovar Flores, en fin, había para todos
los gustos… ni por asomo se conocía el moderno Reggaetón.
Ir al Mollejón
En esa
esquina del barrio Los Remedios, que antiguamente se conoció como “La Brigada”,
donde funcionaban las Caridades Católicas y se proveía de alimentos a familias
pobres, noche a noche se reunía un grupo de distinguidos Caballeros de las
casas aledañas a platicar de diversos temas, pero especialmente de la política
nacional, ahí se “arreglaban” en una conversación de dos horas “todos” los
problemas del pueblo, del departamento, del país, y si el tiempo lo permitía,
del mundo entero, la “discusión” era seria y prolongada, con grandes ponencias
acerca de los problemas y a la vez grandes “soluciones” a los mismos…
Tener una Hondilla
(De
doce varas mínimo) No había Conciencia ecológica, tampoco instituciones que
protegieran el medio ambiente, así que poseer una hondilla y salir a tirar era
algo normal, matar los escasos garrobos o los gorriones que revoloteaban de
rama en rama, o ponerle laza a las iguanas y trampa de canasto a las palomas
alas blancas, se tornaban en habilidades que era imperante tener.
En
cierta ocasión, cierta persona “haciendo gente” para una fiesta patronal,
provocaba tremendo relajo y zozobra machete en mano, de pronto alguien hace
ademanes de sacar algo de la bolsa, todos creemos que se trata de un arma de
fuego, y persigue al borracho revoltoso, lleva algo en su mano y apunta…pero
pronto nos damos cuenta de lo que es: una hondilla de catorce varas…! Todo pasó
a ser solo un susto.
Hacer La Platada
Uno de
los mayores problemas que teníamos los jóvenes era el reclutamiento forzoso que
el Ejército Nacional realizaba a través de los famosos “Patrulleros”, eran
ellos un grupo de señores de cierta edad, que se atrevían a competir contra
nuestra habilidad para correr (al menos a mí nunca me alcanzaron), se enojaban
mucho al no podernos agarrar y llevar al cuartel a prestar servicio militar.
Viendo que el método no daba frutos deseados, el entonces Comandante Local, don
Margarito, pensó mejor en hacerlo por cita, a las cuales, lógicamente, la
mayoría no asistía; hoy todo ha cambiado, los jóvenes que se quieren alistar en
el ejército deben solicitar ellos su ingreso.
“Lo llevaremos a Popo Chin”
Entre
el círculo de familiares y amigos cercanos, había un dicho, que cuando alguien
fallecía y en vida había solicitado música para su entierro, se contrataba una
Banda para que viniera a tocar, a eso le llamaban “llevar a Popo Chin…”
simulando el sonido del tambor y los platillos. Una que otra persona con cierta
facilidad económica podía pagar los servicios antes mencionados y el día de su
funeral era acompañado a su última morada con una extraña mezcla de dolor con
música.
Recuerdo
perfectamente a cierta respetable señora fallecida en la Ciudad; la más longeva,
su entierro tuvo la presencia de innumerables personas, pues era muy querida;
compungidos del corazón nosotros fuimos a ver pasar su féretro, los hombres
caminaban adelante, las mujeres atrás, la Banda tocaba despacio clásicas
canciones para el momento… “Las Golondrinas”, “Cruz de olvido”, “Amarga
navidad”, “Te vas ángel mío”, “Espérame en el cielo”, “No le temo a la muerte,
más le temo a la vida”, “Te vas, te vas” de la Sonora Siguaray, “Ya ni llorar
es bueno” y otras así por el estilo.
La Mayor Aventura
¡Ir a
la piedra encadenada! Aunque alguien te llevara “a petuca”…
Ya viene diciembre,
un año va a morir y otro va a nacer…
Es
probable que haya otras costumbres que han sido olvidadas o cambiadas para la
fecha de hoy, pero las más ya han sido tocadas en otras oportunidades, sin
embargo, hablaremos de algunos temas interesantes que atañen a nuestra historia
en otros artículos. Por lo pronto les saludo fraternalmente donde quiera que
estén.
Vuestro
amigo: José Víctor González
José Víctor González es colaborador de La piedra encadenada.