lunes, 5 de diciembre de 2016

Nuestro talento Sergio Méndez: una estrella


(Opinión)
José Víctor González

Inmortalizarse en algún aspecto de la vida, ha sido en el devenir de los tiempos una constante inherente de todo Ser Humano. Desde la cuna ancestral de la humanidad, de aquellos que descubrieron la existencia del fuego, continuando con la magistral invención de la rueda o más recientemente con el fraccionamiento del átomo, cada quien en su época ha sido testigo de este hecho que yace en lo más recóndito del alma esperando el momento de ser realizado.

Pero que además de eso el destino te premie agregando dentro de ti una mezcla de cualidades extraordinarias para la consecución de ese objetivo, es un lujo que muy pocas personas se pueden dar. No todos tenemos la dicha de nacer un 14 de febrero y sentir verdadero amor por nuestra vocación; menos que los números del año en que nacimos sumados entre sí den 17 que de acuerdo a la Cábala simboliza “La Esperanza”… Pero, para nuestra querida ciudad de Santa Elena, aquel 14 de febrero de 1943 conjugó en ambas cosas el más glorioso de los significados.

Del amor entre don Esteban Méndez y doña Esther María Bolaños, nació un hijo destinado a brillar. Y es que en la persona de Sergio de Jesús Méndez Bolaños encontramos la síntesis de los anhelos de todos los tabudos: un dedicado adolescente, estudiante de la Canessa y del INSE; joven normalista con aspiraciones superlativas, un magnífico universitario en la UCA…

Cual Demóstenes de una época moderna desarrolló el arte de hablar en público, derivando en una habilidad natural pedagógica que lo llevó a trabajar como maestro de Escuela Primaria de Acción Cívica Militar; sin embargo, tras el primer paso, el segundo: escaló a jefe de Relaciones Públicas de la misma. Con mirada de águila rebelde percibió en su horizonte ilimitado el brillante porvenir… Iniciando la década del 60 había formado parte de nuestro patrimonio deportivo: C.D. EL VENCEDOR.

De ahí pasó a la liga mayor como parte de uno de los equipos de mejor abolengo en El Salvador, me refiero al C.D. Águila de San Miguel… ¡y entonces Santa Elena suena en todo el territorio nacional…!

Luego vino la aventura olímpica de México 68… El “Gigante” Mariona, “Pipo” Rodríguez, “El Ruso” Quintanilla, “El Pulpo” Fernández, “El Lorito” Castro, “El Búho” Ruano, Mauricio “Pachín” González (hermano del “Mágico”), Salvador Flamenco Cabezas entre otros, vieron muy de cerca a un verdadero “guerrero espartano” que dejaba el alma en la cancha defendiendo los colores de la azul y blanco. Con un regreso sensacional y la experiencia recogida allende nuestras tierras, sus acciones subieron; dos años después se viene encima ya el Mundial de México 70 donde tuvimos una modesta actuación como país… ¡pero ahí también estuvo Sergio…! Nuestro digno representante…

DE SANTA ELENA AL MUNDIAL… ¡EL ÚNICO MUNDIALISTA DE NUESTRA CIUDAD…! Atlético Marte (el Bombardero Marciano), con el que logró ser campeón goleador nacional; Firpo, al que ayudó a subir a la Liga Mayor a finales del 73, Comunicaciones de Guatemala, y Águila nuevamente quieren al goleador en sus filas y el goleador les da gusto militando en estos equipos en un tiempo determinado para cada uno. Ni el famoso “tiro imposible” de su amigo y maestro don Paulino Bonilla o la dureza en la cancha del otro baluarte del deporte tabudo, don Juan José Polío, llegaron tan lejos como la visión y la templanza de Sergio Méndez.

De ahí que una revista especializada en el deporte nacional, editada por aquellos días conocida con el nombre de “EVENTOS” dedicara prácticamente un número de su edición al ariete, con fotos acompañadas de sus palabras. Dicha revista, desaparecida hace ya muchísimos años, retrató al goleador con el balón a ras del césped en posición de avanzada y encabezando un pequeño texto en la parte inferior lo siguiente: “SERGIO MÉNDEZ: HOMBRE GOL. Por sobre todo reproche que pudiese recaer en la personalidad futbolística de Sergio Méndez, prevalecerá siempre su carácter ofensivo, su vocación de gol. Y por sobre toda la alcahuetería de los árbitros en la sanción del penal, el ariete del Atlético Marte cobra su verdadera dimensión en el área. Para unos, Sergio Méndez tiene mucho de teatral, para otros la calidad y la medida exacta del prototipo de hombre gol.”

Así era Sergio, “el tabudo” Méndez, como lo llamaba Carlos (Escopeta) Osorio o Raúl (Pato) Alfaro y otros tantos locutores de los tiempos idos…

Todavía yo no abandonaba plenamente mi niñez, cuando alcancé a ver a Sergio echarse uno que otro “masconcito” en la entonces cancha del Remolino ―atrás del INSE― junto a combinados que se formaban con jugadores de El Vencedor, Racing y Remolino, y cómo nos divertíamos por aquellos días, luego, nos íbamos a las calles empolvadas de la ciudad a jugar entre amiguitos… y todos queríamos adelantarnos a los demás diciendo: “¡Yo soy Sergio Méndez…!” Mientras los demás (ni modo) tenían que optar por otro nombre: “¡Bueeeno, yo soy Mon Martínez, pues…!”

Han pasado ya más de treinta años, de aquel momento en que recibimos la noticia del trágico fallecimiento del tabudo más famoso, el amigo, el maestro, el futbolista, el mundialista… Sergio Méndez murió en un accidente de tránsito, cuando viajando en su auto circulaba por esas difíciles curvas conocidas como El Delirio, camino a San Miguel, el día 18 de diciembre de 1976.
Sergio Méndez nos dejó su ejemplo, nació brillando y su brillo aún después de su muerte no se ha podido apagar, porque fue una estrella cuando estuvo en este mundo y ahora más que nunca es una estrella tabuda en el firmamento.
                                                                                                                                                           Atlanta, GA., mayo de 2007.


José Víctor González es colaborador de La piedra encadenada.

No hay comentarios:

Publicar un comentario