(Opinión)
René Ovidio González
Después de varios discos y de muchísima dedicación, el
cantautor J. Osmín Aparicio,
desde el año 2013 nos ofrece una nueva producción musical. Son diez melodías,
que andando por el filo de la navaja de la visión social, nos anuncian que la
música tiene magia y que si le viene en gana puede encontrar rastros de vida
entre las telarañas del pasado, que la misma se lleva muy bien con la poesía,
que son hermanas gemelas, y veces hay que la música es poesía y otras que
la poesía es música. Osmín lo ratifica:
vive “enlazando versos” y se confiesa “discípulo
ciego de la poesía”.
Nuestro coterráneo hace lo que todo buen cantor, es
decir, crear y cantar, cantar y crear, cantar y seguir cantando… Eso sí, su voz
adquiere un tono de denuncia frente a aquellos que “frustran los sueños a
millones” y que “roban al arcoíris sus colores”. En su música, Osmín expresa su
eterno anhelo de que nuestros pueblos alcancen esa utopía escurridiza llamada
paz; nos pide con fervor que imaginemos a todos los seres respirando aires de
libertad y que nos esforcemos para que el humanismo sea el pan cotidiano entre
los vecinos del planeta.
Su poesía musical, a ratos tiene la suavidad esponjosa
de la espuma y a ratos vuélvese filosa como hoja de afeitar. O se asemeja a una
hoz.
“Si cantara Qué
lindo es tu cucu, o La bala, sería
redundar y algo estéril…” Sí, y tal vez así sonaría en la radio y la
televisión… Osmín señalando un escollo que yo mismo he vivido en carne propia
con mis escritos. Pero ni la música de Osmín ni mi literatura son de contenidos
comerciales. Nuestros andares son llanamente eso: aliados de las causas justas.
Por lo mismo despojados de cualquier posibilidad de promoción en un mundo
globalizado, cuyas estructuras están al servicio del capitalismo voraz. Bien se
puede utilizar aquí las frases del mismo cantautor: el “circo globalizado”, en donde “tu
abuela se haría las cruces” y en el cual jóvenes incautos (y muchos veteranos,
es evidente), han dejado a la deriva su privacidad enredándose en redes
tecnológicas.
Osmín fue favorecido por los inquilinos del Olimpo a
la hora de ver la luz la vez primera. Atenea y Afrodita husmeaban por ahí. Orfeo
además. Su destino era la música y también el amor. Le canta con amor a la que
considera fuente del mismo, su madrecita, a quien le expresa que “no nos
conocíamos y ya nos amábamos”.
Don Quijote de la Mancha dice que “el poeta nace: quieren decir que del vientre de su madre el poeta natural sale poeta…”
y agrega: “el arte no se aventaja a
la naturaleza, sino perfecciónala…” De manera, pues, que si don Quijote
tiene la razón, Osmín nació poeta y cantor, y el arte ha perfeccionado su
naturaleza.
Él es un generoso Aladino, y su lámpara es su
guitarra. Pero Cupido lo persiguió sin disculpas en el momento preciso, a pesar
de su modo de ser reservado y de una autoproclamada marginación total de lo que
llaman éxito. Osmín le canta a su Dulcinea: “Sos una nota vibrando en mi cuerpo
y mis sentidos… y entre beso y beso… emociones a granel”.
“Había una canción que yo sentía que no era para mí”,
cuenta con una sonrisa su esposa, su inspiradora al tratarse de melodías de
amor, cuando se le hizo ver que ella era la musa, su Dulcinea. “Se adivinaba
que era para una mujer… y nunca la terminaba” Y vaya sorpresa, la postergada
composición era para… ¡su guitarra!
Osmín alude a los profesionales de la música con
quienes ha trabajado, algunos de ellos acompañantes en giras de Joan Sebastian,
o cercanos a artistas de la talla de Jackson Browne. Pero este disco fue
producido en su totalidad por su hijo Osmín Aparicio, sin duda también profesional
de la música…
El disco “Perfil” de J. Osmín Aparicio es sencillamente
exquisito. Deja una sensación agradable. Un sabor a miel, a alegría. Deja ecos
de satisfacción y de esperanza. Por eso juzgué necesario escribir estas
reflexiones. Y si antes canté y volví a cantar las canciones de “Andanzas”,
ahora cantaré y volveré a cantar las de “Perfil”. Orgulloso de mi hermano
cantor, de su talento, de su arte, y de su voz que seguirá agitando el viento...
Agosto 18 de 2016